miércoles, 29 de enero de 2014

Ella

Hasta que encuentre a alguien capaz de alcanzar y sobrepasar la inmensidad de tus virtudes, seguiré contemplando, desde la amargura de la soledad y en el más absoluto de los silencios, el placer que solo son capaces de disfrutar,  por paradojas de la vida, aquellos ciegos insensibles, que no saben distinguir la belleza de tu ser y el placer de tus caricias, pero aún así son los dueños de tus besos, los amantes de tu corazón...

lunes, 16 de diciembre de 2013

Wish you were here

Con todo el dolor del alma escribo desde la cobardía de no saber decir adiós. Desde allí pienso en como deben terminar las cosas. Callado en momentos, gritando en otros, decido ver que hay mas allá, después de esto. El miedo no me deja irme como hombre, haciendo las valijas y dejando todo atrás. Cuando imagino el estallido de mis pensamientos, mi pulso comienza a temblar. Intentar saltar desde lo alto de mi imaginación me da vértigo. El final debe ser algo más simple, algo más suave, algo que no cause temor. Mientras las preguntas recorren mi cabeza, la respuesta se presenta frente a mí. En los cálculos que hago a diario. La dosis correcta logrará el cometido. Debe ser tan correcta como la que alarga el tiempo, la que acabe con él, en el más profundo de los sueños, en el que estaré con vos por siempre. La solución se presenta sin contras, es simple, rápida, efectiva y silenciosa. Tal como mi mente pidiendo ayuda. Solo los conscientes sabrán el por qué, los que me vivieron sabrán el cómo.
Un solo detalle aparece en mi cálculo, ¿si la dosis no logra el cometido? ¿Si lo que antes era mi carga, ahora se transformará en una carga para los demás? ¿Qué el tiempo que deseo agotar siga aferrado a este cascarón sin deseos ni ambiciones? ¿Me dejarían los demás terminar con esto? Es mi decisión el que hacer con el tiempo que se me concede. En la ecuación de mi vida, entregar en blanco también es una opción. No disfrutar de su tiempo es el mayor de mis pecados. Sufrir por ella el mayor de mi errores. ¡Injusticia! Algunos con tan poco tiempo para hacer tantas cosas y yo con tanto tiempo para no hacer nada.
La noche incrementa la oscuridad de mis palabras. El frío anuncia el fin. El ruido de los engranajes simulan al reloj que dará la última campanada. El congelado metal cede contra el calor de la piel. El líquido transparente y el blanco se mezclan en una última gota con otro más colorado y espeso. El cansancio me invade el cuerpo. Los ojos ceden al final y la razón se deja llevar por el más lindo de los sueños...

miércoles, 18 de septiembre de 2013

Dreaming of you

Se refriega los ojos, no iba dejar que el cansancio le ganara, es más hasta había logrado que desapareciera. Los abre y mira a su alrededor, la escena le resultaba familiar. De un lado se encontraba la casa de sus padres, en aquel edificio de su barrio. Pero en el opuesto había un inmenso jardín, lleno de colores y aromas extraños, cual cuento de hadas. Eso le hacía dudar de la credibilidad de la situación. En el fondo de ese jardín reposaba una pequeña casa con humo saliendo de su chimenea. Se sentía el olor de la carne asándose. Innumerables preguntas desbordan en su cabeza y, con sentimientos mezclados de miedo, intriga y ansiedad, toma coraje y atraviesa el verde césped para intentar adentrarse en esa misteriosa casa del jardín trasero del edificio de sus padres.
A través de ese hermoso paraíso, lleno de frescura, flores y aromas, de árboles que apaciguaban la calurosa tarde de sol, la paz invade su alma, lo llena de calor, confianza y tranquilidad, calma a su tormentosa mente, llena de ideas, problemas y melancolías. Llega al frente de la pequeña casa, pero no se atreve a entrar, mientras camina hacia la puerta piensa -¿Qué es todo esto, esta casa en el misterioso jardín trasero del edificio de mis padres? En una mente cerrada como la de él, donde la razón maneja al corazón, donde las posibilidades son cohibidas por las probabilidades y la idea del destino escrito, no hay espacio para lo incontrolable, para lo imprevisto, para el misterio. Aún así, mientras las dudas atraviesan su mente, él se asoma, cual ladrón, por la ventana con las cortinas entreabiertas de la pequeña casa. Sus ojos se llenan de felicidad, en aquella casa, con el asado cocinándose en la parrilla, se encontraban tres de sus grandes amigos. El regocijo atrapa a su ser, dejaba de lado los porque y se permitía disfrutar, nada importaba. Entra con absoluta alegría y saluda con fraternales besos y grandes abrazos, ellos lo estaban esperando.

-Llego el que faltaba, ya podes llamar a los demás- dice uno.
La lógica invade nuevamente su mente, empieza a cuestionarse todo otra vez.
-¿Quiénes son los demás? 
-Tu familia- le responden.
Casi como sin dudarlo, sale de la casa, nuevamente atraviesa el hermoso jardín y entra por la negra puerta trasera del edificio de sus padres. Sube en el ascensor y entra con la llave a la casa de su infancia. Para su sorpresa en ella se encontraban no solo sus padres, sino también sus hermanos, su cuñada y su tan amada sobrina. La pequeña bebé sonríe al verlo entrar. Sus ojos brillan, su sonrisa crece aún más, las lágrimas de felicidad caen por sus mejillas al ver a la pequeña niña. Ya no había más razón, solo corazón. La dicha empezaba a crecer en su melancólico ser. Solo sus placeres embellecían a la escena. Sus amigos entran tras él, con la carne asada en la mano, su madre pone la mesa y se acercan las sillas. Él, sin prestar atención a la comida, toma a su sobrina en brazos y, ante la mirada de ternura de sus amigos, la presenta como la reina y dueña de su corazón. La niña provoca sonrisas y brillos en los ojos de aquellos que se atreven a mirarla, nadie puede contener aquel regocijo al ver a tan bella criatura, al tomarla en brazos, al dejarse disfrutar de sus ojos, de su sonrisa, de su vitalidad. Él, celoso y protector como pocos, la vuelve a tomar en brazos, ya todos se regocijaron, ahora ella es solo de él. Se siente feliz como nunca.
De pronto el silencio crece, solo se escucha un sonido que invade el aire del ambiente, un ruido reconocido por él al instante. El portero de la casa. En su mente vuelven las preguntas, empieza a cuestionarse todo y nuevamente no se deja disfrutar.
-¿Quién podrá ser?
Nadie de su familia se mueve, uno de sus amigos toma la llave y baja a abrir la puerta. Las ecuaciones que rigen su personalidad llenan nuevamente su cabeza, podrían llenar hojas cual escritor inspirado en su novela. La puerta de la casa se abre. Entra ella. Su corazón se paraliza, su mente se pone en blanco. Ella está ahí, en la misma habitación que él y no solo eso, sino que toma a su sobrina en brazos. La pequeña le regala una sonrisa, ella se ilumina, él se derrite. Su corazón se llena de gozo, no puede creer la situación, no entiende los porque, pero por primera vez no intenta buscarlos. Ella lo mira, le sonríe. Él se queda sin habla, las ideas recorren su cabeza pero las palabras no salen de su boca. Empieza a preocuparse. Sabe que quiere hablar y hasta sabe que decir, pero continua callado. Las oraciones parecen perderse en el camino desde sus pensamientos, trabarse entre sus dientes. Observa a la situación, atónito. Mientras más se esfuerza en hablarle, más se detienen las palabras en su lengua. Mira por la ventana, ve a sus amigos abajo, en la extraña casa del jardín trasero del edificio. Observa a uno de ellos enardecido por la amiga de su amada, lo mira abrazarla, tocarla y besarla, recibir las mismas bellezas de parte de la chica y aún, él, sigue sin hablar. Gira su cabeza y ella continua mirándolo con su sobrina en brazos. Las dos mujeres que más quiso en su vida están frente a él y él inmóvil como una estatua. Aún callado, la felicidad del momento toma posesión de él. Nunca fue tan dichoso en su vida. Ella le sonríe. Él la mira con admiración, cual belleza digna de ser adorada. La musa de sus poesías.
Pero vista empieza a arder, como si no hubiera parpadeado desde que ella entró en su casa. Parece que otra vez el cansancio aborda su cuerpo, el mismo cansancio que había tenido al llegar al bello jardín. Se esfuerza para mantener los ojos abiertos, no quiere perder ni un segundo de la hermosa realidad. El bostezo insiste en que debe dejarse soñar, pero él se niega. Entonces cierra sus manos, las lleva a sus ojos y se los refriega nuevamente, como antes, en el jardín. El cansancio una vez más retrocede y él se siente realizado y feliz. Saca sus manos de su rostro, con la sonrisa aún firme en su boca, y abre sus ojos. Algo cambio, algo había pasado. No reconoce más la situación. Mira la habitación a su alrededor, pequeña, vacía, oscura y triste. Siente sus almohadas debajo de su cabeza, la ropa que lo vestía el día anterior tirada al pie de su cama. Un sentimiento de decepción aborda su cuerpo. La razón, una vez más, toma posesión de su mente. Una sola explicación existe para lo que le está pasando. La más obvia de todas las explicaciones. Otra vez deberá volver a vivir la más larga de sus pesadillas.

jueves, 5 de septiembre de 2013

Dualidad


Otro día pasa y nada cambia en este imperfecto y cruel mundo. Soy racional. Hay cosas que exceden la razón. Las personas son un claro ejemplo de ello. En un desesperado intento de no lastimar gente en mi depresión, lastimo a los que más quiero. Mis inseparables amigos no me hablan. La mujer que amo no denota mi existencia. Mi familia me juzga. Hasta en cierto punto yo mismo creo me lastimo. Lástima. Que palabra. Lástima es lo último que siento por mi persona. Creo que en realidad la palabra correcta sería desprecio. Desprecio por mi existencia. Desprecio por mi actuar. Tanto cree y tan poco tarde en destruirlo. Soy mi propia arma de destrucción masiva. Me odio y me desprecio a tal punto que creo entender porque la gente no me soporta. Sin embargo no hago nada para controlarlo. No busco ayuda. No creo que nadie pueda ayudarme, solo porque yo no quiero que me ayuden. Pero a pesar de todo ese odio que tengo. A pesar de todo el desprecio hacia mi cobardía, lo que no deja de sorprenderme son las relaciones humanas.
He escuchado incontables conversaciones de gente. Soy un buen oyente. En el silencio oculto de mi persona, no dejo detalle de todo lo que me rodea. Presto atención, inclusive haciendo otras cosas. Nada me escapa. No al menos que yo lo quiera. Las relaciones humanas son casi todas similares. Uno enamorado y despreciado. El otro enaltecido y desinteresado.
Me canse de escuchar hombres hablando de mujeres que los desprecian. Cuando encuentran a la ideal. A la grandiosa. A la que cualquier otro hombre solo la ve en sus sueños. La lastiman. La dejan por otro "más linda" exteriormente. Inerte y obtusa en su interior. Engañan. Trampean. Mienten. Se justifican diciendo que es la costumbre. Que es solo instinto. Que tienen que probar otras cosas. Hasta he llegado escuchar que lo hacen para no joderlas. Que si no tuvieran una amante serían más demandantes con ellas. Cinismo. Cobardía. Ellos deben padecer la soledad para saber valorar a alguien importante. Sufrir el dolor del desinterés para valorar la preocupación de la persona que lo ama. Pero eso no es la vida. Eso no pasa. Ellos son los más buscados por ellas.
Ellas. Eso también es todo un tema. Me pierdo si intento contar las veces que las escuche decir que no existen hombres. Que si alguien las amara realmente jamás lo dejarían ir. Que fueron nacidas para estar sola. Que jamás serán madres y quedarán solteras. En fin, innumerables estupideces que mueren al escuchar por primera vez un "TE AMO". Que palabra prohibida. Que palabra destructora. Decir "TE AMO" a la mujer equivocada significa tu infierno en vida. Para no lastimarte te tratan como un amigo. No se dan cuenta que la amistad quedo disminuida ante ese sentimiento. Es tan real que él no va a dejar de amarte como que vos no vas a empezar a hacerlo. Pero esto va más allá del actuar de cada persona. Al punto que quiero llegar es cuando después de tener a ese hombre que se desviviría por ellas frente a ellas, llenan su boca de palabras vacías de que no existe hombre bueno. O mejor aún, que todos los hombres buenos están en relaciones. Desean al hombre de las demás. Las disminuyen a ellas que tuvieron el valor de abrazar al pobre gil y se dicen mejores. Se llaman superiores.
Cuantas mentiras se encierran en el ser. Cuantas verdades falseadas. Soy real. Soy lo que soy. No me escondo tras ninguna imagen. Detrás de algún personaje. Este yo soy yo. No me confundan con los demás. Soy un estúpido que cree en la realidad de la persona. En lo que realmente ellos son. Solo me juzgo a mí. No juzgo a nadie más o por lo menos intento no hacerlo. No soy el mejor. Soy distinto. Soy diferente. No pertenezco a este tiempo.
¡¡¡NO SOY DE ACÁ!!!

miércoles, 31 de julio de 2013

The Lurking Beast


Henos aquí. Nosotros dos. Mi hoja en blanco y yo. He aquí una nueva oportunidad. Veinte cuadras. Dos mil quinientos pasos. Trescientas lágrimas. Ellos marcan la distancia desde mi punto de partida hasta mi lugar de llegada. Muchas hojas he llenado por despecho. Muchas lágrimas derramé por amor. Esta vez es algo distinto. Una criatura me acecha en las penumbras. Un cazador. Inmóvil. Callado. Silencioso. Vigila a su presa. Me observa.
Catorce años ha permanecido sereno.
Catorce años lo he dejado desatendido.
Veinte cuadras nos separan del punto de partida. Aquel lugar donde me hicieron abrir los ojos. La criatura se deja ver. Se erige frente a mis ojos. Un sudor frío recorre mi cuerpo. La bestia empieza a sentir mi miedo. Se regocija de que la he dejado crecer. Saborea mi pena. Se alimenta de mis pensamientos. Ataca desde mi cuerpo.
Catorce años pasaron para que me diera cuenta de que mi enemigo se encontraba frente al espejo. En el fondo de mis ojos.
Catorce años coquetee con tontos demonios. Los observe con desafío y sin cuidado. Ese cuidado que debí tener con la criatura frente mio.
Las alarmas suenan. Yo me reía de vos y hoy vos te carcajeas de mí. No hay más tiempo para errores. No hay mas segundos para relegar. Debo cambiar el rumbo de este navío sin capitán. Muchos años a la deriva. Poco tiempo para el desinterés.
Catorce años te he padecido. Durmiendo conmigo. Observándome desde la oscuridad.
Catorce años afilaste tus uñas. Jadeaste con mi desinterés. Es ahora. Es mi momento. No hay mas lugar para las lágrimas.
Catorce años te he padecido. ¡Ahora es tiempo de que vos me padezcas a mí!...

domingo, 21 de julio de 2013

Sentimientos Glaciares


Abro la ducha para lavar los vestigios de la noche anterior. El perfume de tu cuerpo sigue en mi piel. El aroma de tu cabello llena mi cabeza. En mi cama sigue tirada la remera que me pediste la noche anterior. Las sabanas intentan guardar aún el calor de tu cuerpo. Arrugadas como un sabio, dejan entrever la silueta de tu cuerpo. El calor de la noche parece congelarse frente al frío matinal. Ese que parece avanzar como una epidemia. Congelando y enfermando todo lo que se le atreve a enfrentar. No frena frente a vos. Congela tus palabras a medida que tu mente crea las oraciones.
“Uno se crea ilusiones, mejor sigamos como siempre”.
Él parece acercarse a mí. Yo me protejo. El calor de mi corazón es más fuerte. Entro en la ducha caliente. Allí los pensamiento caen sobre mí como el agua sobre mi cuerpo. ¿Soy el último con calor en esta era de sentimientos glaciares?. No quiero terminar en el museo de tus recuerdos. Primero donaría mi ser. Prefiero ser parte de alguien más. Le dejaría mi inteligencia a quienes no notaron la belleza oculta en los ojos, la hermosura en una sonrisa. Mi olfato a aquellos que jamás sintieron el perfume de una mujer. La fuerza de mis brazos a los que nunca tuvieron la necesidad de calentar en un fuerte abrazo a la más frías de las noches. La juventud de mis piernas para los que no corren detrás de sus sueños. La suavidad de mis labios para los que nunca sintieron los susurros perdidos en los besos. Mi mirada al ciego que nunca vio la belleza detrás de la apariencia. Mi tacto para los que no supieron notar la suavidad de la piel de una mujer. Mis sensaciones a los que nunca sintieron mariposas en el estómago. El calor de mi aliento para quien nunca fue capaz de exhalar de satisfacción al alcanzar su sueño o inclusive a suspirar por ello. Daría todo de mí. ¡Todo!. Pero no mi alma. No puedo. No por egoísmo. No por melancolía. Sino simplemente, ¡porque es tuya!

Puntos Suspensivos



"Cuantos puntos suspensivos agregas".
"Es como que tenes algo más para decir o aire".
Leo y releo una y otra vez tus palabras. Mas allá que mi banal respuesta no representa mi pensar, te la envío. ¿Qué puedo decirte?. ¿La realidad de mi pensamiento?. Es una idiotez. Es como tomar una pelota, pararse frente al abismo y lanzarla, esperando que alguna vez caiga hacia arriba.
Lo más leal sería decirte la verdad detrás de esos puntos suspensivos. Vos ya conoces esa respuesta. ¿Qué cambiaría?. Nunca obtendría la respuesta deseada. Entonces pienso. Que egoísmo de mi parte. Ocultarme detrás de la banal respuesta. ¿Cómo sé la reacción?. ¿Soy tan soberbio que sé la respuesta aún sin hacer la pregunta?.
¡NO!. No conozco el resultado. Solo sé que no va a ser el esperado sino el inevitable. Inevitable como que la pelota caiga en el vacío del abismo. Solo un necio esperaría otra respuesta. Solo un loco realizaría lo mismo una y otra vez esperando obtener un diferente resultado
.
Entonces elijo callarlo. A lo largo de mi vida he lanzado un incontable número de pelotas al vacío. Si. Siempre obtuve la misma respuesta. Algunas fueron hacia la derecha. Otras a la izquierda. Otras rebotaron. Pero todas cayeron. Todas cayeron al negro vacío del abismo. Esta vez no lo haré. Es preferible sentir esa tan amada pelota cerca que tirarla al abismo esperando obtener ESA respuesta. Es hermosa. Es la que siempre quise. Es la perfecta si existiera la perfección en este imperfecto mundo. Siempre dije lo mismo de todas las pelotas. Esta de alguna manera es distinta. Todas fueron distintas. Pero esta es la más distinta de todas. Suave al tacto. Hermosa a la vista. Interesante e intrigante en su interior. Mi Pelota.
¿Qué pasa si la tiro?. ¿Qué pasa si lo de dentro no es el aire de las demás pelotas?. El aire. Ese odioso aire que hace que mis pelotas caigan al vacío. Se pierdan en la nada.
Si por suerte del destino. Si por la causalidad de la diferencia con las demás pelotas. Esta Pelota. Distinta. Diferente. Invaluable. No tiene el mismo corriente aire que el resto sino algo más. Ese gas que puede hacer que Mi Pelota caiga hacia arriba. Que no caiga en el negro vacío del abismo. ¡QUE CAIGA HACIA ARRIBA!. Que se acerque al sol. Ese sol que puede dar vida a algo maravilloso. Que puede hacer diferente el resultado esperado. Que puede brindar cordura al loco y sabiduría al necio.

"Cuantos puntos suspensivos agregas".
"Es como que tenes algo más para decir o aire".
Yo sigo acá. Frente al abismo de la respuesta. Tocando enviar a la banal contestación. Prefiero seguir teniéndote cerca Mi Perfecta Pelota. Antes que regalarte al vacío esperando cambiar aquellos PUNTOS SUSPENSIVOS...