miércoles, 31 de julio de 2013

The Lurking Beast


Henos aquí. Nosotros dos. Mi hoja en blanco y yo. He aquí una nueva oportunidad. Veinte cuadras. Dos mil quinientos pasos. Trescientas lágrimas. Ellos marcan la distancia desde mi punto de partida hasta mi lugar de llegada. Muchas hojas he llenado por despecho. Muchas lágrimas derramé por amor. Esta vez es algo distinto. Una criatura me acecha en las penumbras. Un cazador. Inmóvil. Callado. Silencioso. Vigila a su presa. Me observa.
Catorce años ha permanecido sereno.
Catorce años lo he dejado desatendido.
Veinte cuadras nos separan del punto de partida. Aquel lugar donde me hicieron abrir los ojos. La criatura se deja ver. Se erige frente a mis ojos. Un sudor frío recorre mi cuerpo. La bestia empieza a sentir mi miedo. Se regocija de que la he dejado crecer. Saborea mi pena. Se alimenta de mis pensamientos. Ataca desde mi cuerpo.
Catorce años pasaron para que me diera cuenta de que mi enemigo se encontraba frente al espejo. En el fondo de mis ojos.
Catorce años coquetee con tontos demonios. Los observe con desafío y sin cuidado. Ese cuidado que debí tener con la criatura frente mio.
Las alarmas suenan. Yo me reía de vos y hoy vos te carcajeas de mí. No hay más tiempo para errores. No hay mas segundos para relegar. Debo cambiar el rumbo de este navío sin capitán. Muchos años a la deriva. Poco tiempo para el desinterés.
Catorce años te he padecido. Durmiendo conmigo. Observándome desde la oscuridad.
Catorce años afilaste tus uñas. Jadeaste con mi desinterés. Es ahora. Es mi momento. No hay mas lugar para las lágrimas.
Catorce años te he padecido. ¡Ahora es tiempo de que vos me padezcas a mí!...

domingo, 21 de julio de 2013

Sentimientos Glaciares


Abro la ducha para lavar los vestigios de la noche anterior. El perfume de tu cuerpo sigue en mi piel. El aroma de tu cabello llena mi cabeza. En mi cama sigue tirada la remera que me pediste la noche anterior. Las sabanas intentan guardar aún el calor de tu cuerpo. Arrugadas como un sabio, dejan entrever la silueta de tu cuerpo. El calor de la noche parece congelarse frente al frío matinal. Ese que parece avanzar como una epidemia. Congelando y enfermando todo lo que se le atreve a enfrentar. No frena frente a vos. Congela tus palabras a medida que tu mente crea las oraciones.
“Uno se crea ilusiones, mejor sigamos como siempre”.
Él parece acercarse a mí. Yo me protejo. El calor de mi corazón es más fuerte. Entro en la ducha caliente. Allí los pensamiento caen sobre mí como el agua sobre mi cuerpo. ¿Soy el último con calor en esta era de sentimientos glaciares?. No quiero terminar en el museo de tus recuerdos. Primero donaría mi ser. Prefiero ser parte de alguien más. Le dejaría mi inteligencia a quienes no notaron la belleza oculta en los ojos, la hermosura en una sonrisa. Mi olfato a aquellos que jamás sintieron el perfume de una mujer. La fuerza de mis brazos a los que nunca tuvieron la necesidad de calentar en un fuerte abrazo a la más frías de las noches. La juventud de mis piernas para los que no corren detrás de sus sueños. La suavidad de mis labios para los que nunca sintieron los susurros perdidos en los besos. Mi mirada al ciego que nunca vio la belleza detrás de la apariencia. Mi tacto para los que no supieron notar la suavidad de la piel de una mujer. Mis sensaciones a los que nunca sintieron mariposas en el estómago. El calor de mi aliento para quien nunca fue capaz de exhalar de satisfacción al alcanzar su sueño o inclusive a suspirar por ello. Daría todo de mí. ¡Todo!. Pero no mi alma. No puedo. No por egoísmo. No por melancolía. Sino simplemente, ¡porque es tuya!

Puntos Suspensivos



"Cuantos puntos suspensivos agregas".
"Es como que tenes algo más para decir o aire".
Leo y releo una y otra vez tus palabras. Mas allá que mi banal respuesta no representa mi pensar, te la envío. ¿Qué puedo decirte?. ¿La realidad de mi pensamiento?. Es una idiotez. Es como tomar una pelota, pararse frente al abismo y lanzarla, esperando que alguna vez caiga hacia arriba.
Lo más leal sería decirte la verdad detrás de esos puntos suspensivos. Vos ya conoces esa respuesta. ¿Qué cambiaría?. Nunca obtendría la respuesta deseada. Entonces pienso. Que egoísmo de mi parte. Ocultarme detrás de la banal respuesta. ¿Cómo sé la reacción?. ¿Soy tan soberbio que sé la respuesta aún sin hacer la pregunta?.
¡NO!. No conozco el resultado. Solo sé que no va a ser el esperado sino el inevitable. Inevitable como que la pelota caiga en el vacío del abismo. Solo un necio esperaría otra respuesta. Solo un loco realizaría lo mismo una y otra vez esperando obtener un diferente resultado
.
Entonces elijo callarlo. A lo largo de mi vida he lanzado un incontable número de pelotas al vacío. Si. Siempre obtuve la misma respuesta. Algunas fueron hacia la derecha. Otras a la izquierda. Otras rebotaron. Pero todas cayeron. Todas cayeron al negro vacío del abismo. Esta vez no lo haré. Es preferible sentir esa tan amada pelota cerca que tirarla al abismo esperando obtener ESA respuesta. Es hermosa. Es la que siempre quise. Es la perfecta si existiera la perfección en este imperfecto mundo. Siempre dije lo mismo de todas las pelotas. Esta de alguna manera es distinta. Todas fueron distintas. Pero esta es la más distinta de todas. Suave al tacto. Hermosa a la vista. Interesante e intrigante en su interior. Mi Pelota.
¿Qué pasa si la tiro?. ¿Qué pasa si lo de dentro no es el aire de las demás pelotas?. El aire. Ese odioso aire que hace que mis pelotas caigan al vacío. Se pierdan en la nada.
Si por suerte del destino. Si por la causalidad de la diferencia con las demás pelotas. Esta Pelota. Distinta. Diferente. Invaluable. No tiene el mismo corriente aire que el resto sino algo más. Ese gas que puede hacer que Mi Pelota caiga hacia arriba. Que no caiga en el negro vacío del abismo. ¡QUE CAIGA HACIA ARRIBA!. Que se acerque al sol. Ese sol que puede dar vida a algo maravilloso. Que puede hacer diferente el resultado esperado. Que puede brindar cordura al loco y sabiduría al necio.

"Cuantos puntos suspensivos agregas".
"Es como que tenes algo más para decir o aire".
Yo sigo acá. Frente al abismo de la respuesta. Tocando enviar a la banal contestación. Prefiero seguir teniéndote cerca Mi Perfecta Pelota. Antes que regalarte al vacío esperando cambiar aquellos PUNTOS SUSPENSIVOS...